Ψ Psicóloga
     Lola Salinas

Automotivación

El motor de la actividad



La Automotivación es el motor propio para dar sentido y energía a nuestra actividad. Se trata de concebir y desarrollar motivos propios; así como elaborar y poseer razones que logren activar mi pensamiento, emoción, actitud y/o conducta en un sentido.

Creo que la automotivación es más un “proceso” cognitivo que una “acción” que se ejecuta puntualmente. Este proceso requiere de “ayudantes” cognitivos.

Procesos conscientes o inconscientes



No obstante, muchas veces este proceso se convierte en una actividad automática (la ilusión que me hace leer los correos por la mañana me motiva para encender el ordenador y…). Tengo razones (motivos) propias que me conducen a abrir el correo, sin necesariamente tener que pensarlas de modo voluntario y consciente.  Son razones arraigadas en mi sistema de activación de la conducta. No por ello dejan de ser un proceso cognitivo de cierta complejidad que algún día relativamente lejano elaboré.

También puede suceder que ante una situación novedosa, sin tener que pensar mucho, mi sistema de activación de la conducta “encuentre de forma rápida”, casi vertiginosa, motivos más que suficientes y potentes para ponerme en “marcha”(me llama mi pareja para comer juntos un miércoles). Aún en estos casos, ese “encontrar de forma rápida” requiere de un proceso cognitivo que evalúa la situación, encuentra referentes en mi memoria, compara ventajas y desventajas y elabora el motivo/s para activarme en algún sentido. En estos casos podemos hablar de un proceso inconsciente  (automatizado) de automotivación. Contesto “si” antes casi de que me dé tiempo a darme cuenta de que tengo un compromiso anterior!!!!

En otras ocasiones, se hace necesario transitar este proceso de automotivación de forma voluntaria, lenta y consciente (buscar motivos propios para hacer gimnasia) empleando en ello tiempo, esfuerzo y creatividad, sabiendo que la cultura nos transmite que la gimnasia es algo bueno para la salud. Para ello primero tenemos que “activar” nuestras razones, actualizándolas, relacionándolas con la situación y con nuestros intereses y objetivos más realistas y próximos. Es en estos casos en los que podemos hablar de un proceso consciente de automotivación
En este sentido comparto la idea que expresan Maite y Xavier de que, muchas veces,  la acción es necesaria para producir la propia motivación!!!  Sin embargo, creo que prácticamente cualquier acción lleva incorporada una motivación, sea automatizada o consciente. O sea, que esta acción que activa la motivación a su vez está motivada por algo!!! Consciente o inconscientemente. (Esto es para polemizar un poco, que sé que te va la marcha, Maite!!!)

Bloqueo de la motivación



En otras ocasiones, la motivación ya está clara y, sin embargo, no termino de arrancar. Hay otros factores que me bloquean la activación de la acción esperada por la motivación (me gusta el arte, quiero hacer un plan de visitas para la nueva temporada pero no acabo de activarme, siempre encuentro algo “priorizable” que hacer. Creo que es en estos casos en los que  el proceso de automotivación se hace más evidente, más consciente, más complejo y más lento. En estos casos podemos hablar de un proceso consciente de impulso o regeneración de la automotivación .

Para ello, es necesario que defina bien mi ámbito de bloqueo (parásitos???), razones en contra, dificultades, etc. y también que identifique qué aspectos de ese proyecto o conducta, podrían estimular más mis habilidades en el ámbito de la acción, el pensamiento y el sentimiento. He de generar un impulso cognitivo (nuevas o mayores razones de peso, razones de ilusión, razones de esperanza, razones de expectativas, razones de coherencia….)

Motivos racionales



Por otra parte, no siempre nuestros motivos (razones) son racionales. A veces nuestra automotivación es bastante irracional y elaboramos motivos que ponen en marcha nuestra conducta y, sin embargo, ésta, pradójicamente, no nos conduce a lograr nuestros objetivos (me compro un barco para disfrutarlo pero para pagarlo trabajo mucho y entonces no lo disfruto). En estos casos convendría repasar un poco los objetivos generales y concretos, y ver si son coherentes con nuestra conducta y la motivación que la genera o ver si están bien definidos y es lo que realmente deseamos. Podemos modificar los objetivos o las razones o cambiamos ambas!!! (Vendo el barco, trabajo menos, disfruto de patinar en el Retiro)

En cualquiera de estos casos, para una buena gestión de la automotivación, será necesaria una cierta dosis de autoconocimiento, autoregulación, autoestima, confianza en una misma, paz de espíritu, eliminar ruidos, rodearme de gente tónica, etc. 


©Lola Salinas 2022