Ψ Psicóloga
     Lola Salinas

Aprendizaje

Tener relaciones sexuales (que no sexo -puro y duro-) es ser capaz de relacionarnos con nuestra pareja sexual en un intercambio de caricias, atenciones, gestos, cuidados, generosidades, complacencias, comunicaciones... que se producen con deseo de satisfacción y con deseo de agradar y ser agradados. Al fin y al cabo estamos hablando de un modo de 'amar', sin que necesariamente tengamos que estar enamorados o comprometidos a dar ese tipo de amor siempre o a ampliar ese 'amar' a otros campos de nuestra vida (convivencia, familia, ocio...). Es decir, podemos 'amar sexualmente' o eroticamente a una persona sin necesidad de AMARLA integramente.

De ahí el término 'AMANTE'. Un buen o una buena amante es aquella persona capaz de ejercerse con arte antes, durante y después de las relaciones sexuales.

El arte de amar sexualmente es muy antiguo y está más extendido en las culturas orientales que en nuestra 'parca' cultura occidental, donde hemos convertido las relaciones sexuales en un simulacro de sexualidad, empobreciendo muchísimo la riqueza de las mismas y el potencial que tienen para el bienestar del individuo.

Un arte no se aprende con recetas mágicas ni con instrucciones de pacotilla, tampoco se aprende a través de los chascarrillos de la taberna o de las conversaciones entre colegas.

El/la buen/a amante está abierto/a a descubrir algo nuevo, a explorar espacios y sensaciones no transitadas, a escuchar con atención, a leer e informarse, a reflexionar, a desarrollar habilidades, etc. Un/a buen/a amante no es quién más relaciones tiene... sino el que las disfruta y hace disfrutar más sabiamente.


©Lola Salinas