Ψ Psicóloga
     Lola Salinas

Deseo Sexual

Hay dos tipos básicos de problemas con el deseo sexual: la inhibición del deseo o deseo hipoactivo y el deseo hiperactivo o exceso de deseo.

En ambos casos la línea que diferencia el límite entre lo que sería un trastorno y lo que está dentro de lo "normal", es muy sutil. Lo que para unas personas es normal para otras es exagerado o es muy reducido, por lo tanto para llevar a cabo un diagnóstico de estas características lo primero que hemos de tener en cuenta es el propio sentimiento de la persona que lo padece.

Así mismo, las relaciones de pareja suelen suscitar diferencias en ese sentido. Suele suceder que uno de los dos miembros tiene mayor frecuencia de deseo que el otro. En cualquier caso el sentimiento personal o de la pareja de que hay poco deseo o demasiado deseo, ya es un conflicto que conviene solucionar.

Bajo deseo Sexual

La disfunción más habitual es la falta de deseo. En términos generales llamamos trastorno del deseo por inhibición a la disminución o ausencia prolongada de motivación sexual en sus modalidades de fantasías y deseo de la actividad sexual, cuando cursan estos síntomas con sentimientos de angustia o dificultades de relación.

La motivación sexual, la capacidad de erotizar una situación y transformar el ánimo en deseo sexual es un proceso psico-social que puede funcionar de forma inconsciente o consciente dependiendo del individuo o del momento.

Hay muchos factores que intervienen en la aparición de la motivación: un buen estado de salud física y mental; unas buenas relaciones; una autoestima adecuada; un entorno grato; un buen estado anímico; unas relaciones interpersonales satisfactorias, etc. son elementos que nos afectan positivamente.

La ausencia de estos factores y cómo vivimos esa ausencia, es decir, la interpretación de esa vivencia, puede provocar en nosotros la desmotivación erótica.

Al igual que con otros trastornos, la inhibición del deseo o el bajo deseo sexual pueden tener un carácter primario, porque suceden desde la adolescencia y puede ser debido a un trauma en la infancia; o pueden ser de carácter secundario o adquirido a lo largo del tiempo.

La mayor parte de las personas que atienden a consulta por padecer trastorno del deseo sexual acuden porque eso les ha llevado a una crisis de pareja. Sin embargo, las personas que aún no teniendo pareja, sufren este tipo de problemas y lo hacen en silencio, mostrando una apatía generalizada pueden estar enquistando un problema que les afecta a su bienestar personal y, posiblemente en las relaciones para una futura pareja, siendo muy recomendable que examinen las razones de su malestar.

Por otra parte, se puede producir una cierta apatía, derivada de la rutina y aburrimiento en las relaciones sexuales con la pareja y continuar un nivel de deseo "normal" hacia otras personas.

El diagnóstico pasa, como es lógico, por identificar la tipología y si está originado por otro tipo de enfermedades asociadas (depresión, medicación, cirugía, problemas endocrinos, etc.); deriva de la relación de pareja; de la actitud del individuo o es consecuencia de otras disfunciones sexuales (erección, eyaculación precoz, anorgasmia, insatisfacción, etc.). Si se da el caso de que hubiera alguna enfermedad o disfunción causal, deberá tratarse primero aquella y proceder, después a la atención de la inhibición, si es que no se ha superado con la terapia previa.

Deseo Sexual Hiperactivo

En estos casos, el problema suele aparecer por diferentes causas. Puede ser que la persona que lo experimenta lo vivie con incomodidad porque le obliga a estar pensando en el sexo más de lo que quisiera, o le empuja a tener más relaciones sexuales de las que en realidad le agradaría o porque esta frecuencia de deseo le impide concentrarse en lo que le apetece o le obliga a un esfuerzo que no desea aplicar a esta actividad.

En otros casos, es la pareja quien se queja del exceso de 'demanda' de relaciones y surgen conflictos porque la frecuencia de deseo es distinta. Esto origina tensiones, recelos, enfados, distanciamientos o incomunicación. A veces llega hasta originar baja autoestima y resentimiento.

Terapia

El tratamiento tiene como objetivo regular el deseo sexual para adaptarlo a tener una vida sexual satisfactoria. En primer lugar identificamos cuales son los factores que impiden una manifestación equilibrada del deseo sexual -por exceso o por defecto. En cada persona se pueden dar distintos factores. Una vez identificados, los trabamos bien de forma independiente con cada persona o bien en pareja. El trabajo en pareja puede resultar muy eficaz si los dos miembros se implican y se hacen corresponsables de la mejoría de las relaciones. En caso de que alguno de los dos sea reacio a las terapias, recomendamos que se realice primero de forma individual y posteriormente se tratará de implicar a la otra persona. El tratamiento utilizará técnicas cognitivas, emocionales y conductuales.


©Lola Salinas