Ψ Psicóloga
     Lola Salinas

Estrés

Fobias

Estrés, Tensión emocional, bloqueos...



Para una información más completa, ver 'La paradoja del perfeccionismo'

El estrés que nos provoca malestar y que puede generar problemas de salud (dolores, disfunciones, crísis, etc.) es aquel que es continuo o muy intenso, y está producido bien por una situación de peligro real que amenaza nuestra integridad o nuestro bienestar, o bien por el modo en que nosotros interpretamos la situación y los recursos que creemos disponer para responder ante ella.

Eutres, el buén estres



El eutrés es un estrés proporcionado y generado de un modo consciente y voluntario para lograr aquello que deseamos y que es cocherente con nuestra integridad y bienestar. Por ejemplo, si deseo caminar 15 kilómetros diarios para estar en forma y para ello requiero activarme y superar la pereza de salir al frio de la calle, quitarme las sábanas de encima y vestirme, probablemente me conviene darme mensajes de ánimo y ejercer cierta presión recordándome cuál es mi objetivo y cómo he de lograr mantener mi compromiso. Esta 'presión' que ejerzo sobre mi he de mantenerla para poder superar obstáculos, cansancio, frío, calor, pereza, aburrimiento, etc.

El eutrés no provoca un exceso de tensión ni malestar, muy al contrario, provoca bienestar, satisfacción, buen humor, buen ánimo, confianza y esperanza. Aquí nos vamos a referir a los problemas que causa el 'mal' estrés.


Síntomas



Estos son algunos de los síntomas del estrés que padecen muchas personas en su vida cotidiana: Sientes tensión en muchas situaciones. Vives la actividad cotidiana como una especie de carrera obligatoria con tensión para 'apagar fuegos'. Muchas veces te descubres con el cuello, los hombros, las piernas o el estómago tensionados pero no hay una razón real tan constante que lo justifique.

Hay situaciones en que esa tensión aparece muy al inicio de la situación y te impide poner en marcha tu capacidad para enfocar con objetividad y amplitud los problemas o dificultades habituales.

Tienes la sensación de aceleración constante, como si algo te empujara a hacer las cosas con prisa. Tiendes a querer resolver todo con rapidez y eso te lleva a veces a no realizar una evaluación completa y objetiva de las situaciones, posibilidades, actores y recursos.

Sientes que necesitas terminar las cosas que has empezado y no puedes esperar a otro momento o al día siguiente para verlo con otra perspectiva. Eso te lleva a veces a precipitarte en tomar decisiones o a cristalizar ideas antes de madurarlas.

Te presionas hasta agotarte...

Algunas de las causas



Autoexigencia, miedo al fracaso, una evaluación distorsionada de tus capacidades y recursos para afrontar las situaciones, una falta de confianza en tu experiencia, una evaluación poco eficaz de la situación, un hábito adquirido, dependencia emocional del reconocimiento externo, una baja autoestima, una necesidad exagerada de éxito, una falta de habilidad para disfrutar del proceso, etc.

©LolaSalinas